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Los nanomateriales exhiben comportamientos y propiedades tan diversas que resulta imposible realizar una evaluación genérica de sus riesgos para la salud y el medio ambiente (Maynard 2006). La forma, carga y tamaño de las distintas partículas pueden afectar sus propiedades cinéticas (absorción, distribución, metabolismo y excreción) y tóxicas (Hagens y col., 2007). Por esta razón, incluso los nanomateriales de la misma composición química que presentan distintos tamaños o formas pueden presentar una toxicidad marcadamente distinta (Sayes y col. 2006). Hasta que no tengamos un conocimiento mucho más profundo del comportamiento biológico de los nanomateriales, será imposible estimar los riesgos de toxicidad asociados con cualquiera de esos materiales y cada nanomaterial nuevo deberá estar sujeto a una nueva evaluación de salud y seguridad antes de su uso comercial. Maynard (2006) señala que “que a partir de los estudios de toxicidad publicados resulta claro que el tamaño de la partícula por si sólo no es un buen criterio para diferenciar los materiales y las tecnologías más o menos peligrosas”. No obstante, el tamaño de la partícula continúa siendo un criterio obvio y un poco rudimentario que podría disparar estudios más completos y caracterización de partículas, antes de que el nanomaterial sea permitido para su uso comercial en alimentos y productos agrícolas. La necesidad de ampliar la definición provisoria de los 100 nm para los nanomateriales a los efectos de la evaluación de la salud y la seguridad ambiental La Organización Internacional para la Estandarización (ISO) y ASTM International no se han puesto de acuerdo con respecto a una definición basada en el tamaño u otra definición para los nanomateriales. Sin embargo, numerosos organismos gubernamentales e instituciones científicas han comenzado a uti74 A&G 90 • Tomo XXIII • Vol. 1 • 72-80 • (2013)
lizar la definición provisoria de nanomateriales que dice que poseen características nuevas y dependientes del tamaño que no se observan en las partículas de mayor tamaño del mismo material. Por lo general, esto significa una partícula que presenta al menos una dimensión con un tamaño que oscila entre 0,2 y 100 nm (es decir, por encima del nivel atómico y hasta 100 nm). Esta definición del tamaño es algo arbitraria, pero se ha considerado que es muy probable que los materiales inferiores a 100 nm de tamaño exhiban propiedades nuevas y nano-específicas por la mayor superficie relativa y el predominio de los efectos cuánticos en esta escala de tamaño (U.K. RS/RAE 2004). En cuanto a las propiedades alteradas, éstas pueden incluir mayor reactividad química y cambios en los colores, la fuerza, la solubilidad y la conductividad eléctrica, entre otros. Lo que es importante es que las nanopartículas también tienen un mayor acceso a las células, tejidos y órganos de nuestros cuerpos que las partículas de mayor tamaño del mismo material. En su informe del 2004, la Real Sociedad y la Real Academia de Ingeniería del Reino Unido determinaron que las partículas libres de menos de 100 nm de tamaño presentaban el mayor riesgo potencial para la salud humana (U.K. RS/RAE 2004). Sin embargo, recientemente se ha cuestionado si la definición de 100 nm es apropiada, en especial con relación a la evaluación de la salud y la seguridad ambiental. Existe un creciente reconocimiento a nivel global con respecto a que algunas partículas superiores a 100 nm exhiben un comportamiento anatómico y fisiológico similar al de los nanomateriales. Los comportamientos nuevos y dependientes del tamaño observados en las partículas que miden unos pocos cientos de nanómetros incluyen niveles muy altos de reactividad, bioactividad y biodisponibilidad, una mayor influencia de los efectos superficiales de la partícula y una fuerte adherencia superficial de la partícula (Garnett y Kallinteri 2006).