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de alcanzar, se debía trabajar de manera
casi permanente con la administración
de los descuentos, y es por este motivo
que la industria nacional decidió modi-
ficar los estándares de comercialización
de la harina de soja Hipro a 46,5% con
descuentos de 1% desde esta base a
46%, y de 2%, entre 45,99% y 45,5%.
Problemas similares también se replican
para las exportaciones del poroto.
La continuidad en las exportaciones
está relacionada a que la soja y sus
subproductos constituyen una necesidad
en los mercados mundiales de alimenta-
ción animal, pero estas desviaciones en
la calidad convierten –en muchas opor-
tunidades– a nuestro país en una segun-
da opción como proveedor de harinas
proteicas.
A manera de comparación, la harina de
origen nacional debe competir con la
producción de Brasil y EE.UU., y en
menor medida Paraguay, pero esta últi-
ma creciendo a ritmo sostenido. Actual-
mente, hay diferencias en los precios
internacionales que aún se derivan de
cuestiones logísticas (mayores distan-
cias, costos portuarios, flete marítimo,
etc.) pero en las que cada vez hay una
mayor influencia en las variaciones en la
calidad de la soja. Las bases de calidad
estándar de los países productores son
distintas, donde se presentan valores de
proteínas superiores en las harinas de
Brasil, Estados Unidos y Paraguay en
relación a la Argentina. Esto nos sitúa
en una desventaja competitiva muy
importante, y como resultado de ello, la
producción local –en diversas oportuni-
dades– entra en consideración una vez
agotadas las posibilidades de compra en
otros orígenes.
Estos estándares no son solamente con-
diciones comerciales, ya que también
poseen valor legal, y es su cumplimien-
to el que posibilita lograr la permanen-
cia en el mercado. Si no se cumplen las
especificaciones, los embarques pue-
den ser considerados de rechazo, con
las complicaciones legales, logísticas y
comerciales que ello implica.
Esta situación de menor proteína en la
harina que se produce en la Argentina,
conlleva un impacto económico que se
da a partir de dos aspectos: la disminu-
ción de rendimiento en la cantidad de
harina producida y/o el menor valor que
posee la mercadería de origen local en
relación a otros exportadores, a lo que se
añaden el impacto comercial del castigo
por no cumplir con los requerimientos
de calidad estándar.
En un intento por cuantificar este proble-
ma y determinar cuánto le cuesta al país
obtener un subproducto oleaginoso de la
calidad requerida internacionalmente, se
calcularon los costos adicionales en los
que la industria procesadora debe incu-
rrir y la pérdida de ingresos que genera la
caída de la proteína en la materia prima.
A continuación se detallan los resultados
de las estimaciones realizadas:
I. Mayores costos energéticos de la
industria oleaginosa para elevar el
tenor proteico de la harina de soja
mediante un proceso adicional de
secado
Conforme a estudios oportunamente rea-
lizados por nuestra Entidad, si se supo-
ne que se parte de un grano de soja con
insuficiencia de proteína, cuya harina
necesitará un proceso de secado adicio-
nal, se estima que una planta de
crushing
modelo situada en el Gran Rosario (la
cual utiliza tecnología de punta), consu-
mirá alrededor de un 5% más de gas para
producir vapor y un 4% más de energía
eléctrica por tonelada de grano procesa-
do para obtener una harina con proteína
del 46,5%. En este sentido, se calcula
que el costo adicional por tonelada de
poroto procesada será de US$ 0,23-0,30/t
para el caso del gas, y de US$ 0,20/t para
energía eléctrica; esto genera un efecto
incremental total de US$ 0,50/t de soja
en los costos operativos para obtener
harina con la calidad requerida inter-
nacionalmente.
Según estimaciones propias para la
campaña 2018/2019 para la República
Argentina, de la producción nacional de
soja se estarían destinando aproxima-
damente 43 millones de toneladas a la
industrialización, para la obtención de
aceite y harina. Estimamos que 1 Mt de
ese volumen se asignará a la obtención
de expeller de soja por extrusado-pren-
sado. En consecuencia, 42 Mt podrían
ser destinadas a la obtención de harina
con un contenido proteico de 46,5%,
debiendo afrontar el secado adicional.
Por lo tanto, extrapolando la informa-
ción obtenida de una planta de
crushing
modelo a toda la industria, se estima que
para incrementar el porcentaje de proteí-
na en la harina de soja mediante el pro-
ceso de secado adicional se podría llegar
a asignar –en la campaña 2018/2019–
recursos adicionales por US$ 21 millo-
nes por una mayor utilización de gas y
energía eléctrica. (Ver Tabla 3).
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• Tomo XXIX • Vol. 4 • 574-579 • (2019)
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· E C o N om ÍA , mERCA do Y E ST A d ÍSTICAS ·
Tabla 2 - Bases de comercialización internacional
Harina de soja argentina
poroto de soja
Previo junio 2013 Desde junio 2013
Base
Tolerancia
Base
Tolerancia
Base
Tolerancia
Humedad
%
12,50
13,00
12,50
13,00
13,50
14,00
M. grasa
%
2,50
3,00
2,50
3,00
18,50
min. 18,00
Fibras
%
3,50
4,00
3,50
4,00
Proteínas
%
47,00
45,50
46,50
45,50
34,00
min. 33,5
Proteínas (sss) %
39,31
38,95
Tabla 3 - Costos energéticos incrementales por intensificación del proceso de secado
Producción de soja industrializada en el ciclo 2018/2018 - en toneladas
42.000.000
Costo adicional por intensificación del proceso de secado - en US$/t de grano
0,50
costo incremental total por intensificación del proceso de secado - en us$
21.000.000
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