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animales que murieron en dicho proce-
dimiento mostró una acumulación de
trombos plaquetarios en los pulmones.
Se produjo una paradoja cuando los
derivados prostanoides comúnmente
reconocidos en ese momento fueron
evaluados y se encontró que tenían un
efecto insuficiente sobre la función
plaquetaria. Aparentemente, los prosta-
noides conocidos no eran la forma en la
cual el araquidonato causó la trombosis.
Luego, la paradoja fue resuelta elegan-
temente por Hamberg
et al
. (1974 a,b)
cuando demostraron que un derivado
previamente desconocido era formado
por las plaquetas a partir del endope-
róxido intermedio de la biosíntesis de la
prostaglandina (PGH2). El compuesto
recientemente reconocido, el tromboxa-
no A2 (TXA2), estimuló la agregación
(Figura 6-1) y exhibió una actividad
contractiva altamente potente sobre las
aortas. A partir de dichos estudios, se
hizo evidente que la aspirina ejercía un
efecto antiagregante mediante la inhibi-
ción de la formación de PGH, así como
también lo hizo en otros sistemas reco-
nocidos. No obstante, la PGH en las pla-
quetas se convirtió en tromboxano, en
lugar de los prostanoides previamente
conocidos. Se reconoció entonces, que
el tromboxano fue la sustancia contrac-
tiva inestable de la aorta en conejos,
que, en otro ensayo, fue liberada en los
pulmones de conejillos de indias des-
pués de una perfusión con un antígeno o
por estímulo con una sustancia reactiva
lenta. Así, para el año 1975 ya se había
desarrollado un concepto nuevo de
regulación del flujo sanguíneo basado
en la transformación del endoperóxido
intermedio de la PGH2 en el agregan-
te hemostático TXA2 (Hamberg
et al
.,
1974a,b; 1975).
Estudios posteriores realizados por
Moncada
et al
. (1976) mostraron que
las aortas aisladas y otros tejidos vas-
culares no produjeron la sustancia con-
tractiva (tromboxano A2) del peróxido
intermedio, el PHG, sino que generaron
un material vasodilatador y antiagre-
gante. Esta última sustancia fue el prin-
cipal producto formado del araquido-
nato en los tejidos vasculares, y fue el
inhibidor más potente de la agregación
plaquetaria conocido hasta ese momen-
to (Figura 6-2).
Dicho compuesto, denominado PGI2 y
frecuentemente conocido como prosta-
ciclina, parece ser un agente protector
natural importante (Moncada and Vane,
1981). La acción agregante del trom-
boxano generada por las plaquetas y la
acción antiagregante de la prostaciclina
generada por las células endoteliales
constituye un sistema impresionan-
te para el control de la hemostasia que
depende de la bioquímica de los ácidos
grasos poliinsaturados participantes. Así
en 1976 había tres percepciones revo-
lucionarias de los procesos celulares
(Ross and Glomset, 1976) y bioquími-
cos (Hamberg
et al
., 1974a, b; Monca-
da
et al
., 1976) por los cuales los ácidos
poliinsaturados dietarios influyen sobre
las interacciones que subyacen en la
enfermedad cardíaca y los ataques car-
díacos. El impacto combinado de estos
descubrimientos ha sido ampliamente
confirmado, pero aún no se han traduci-
do en aplicaciones nutricionales rutina-
rias diarias en la medicina. Todos hemos
estado luchando por entender formas de
reducir la enfermedad cardíaca y los ata-
ques cardíacos, pero las moléculas que
regulan los procesos continúan siendo
desconocidas para muchos. Tal vez lo
más importante es que las fuentes dieta-
rias de los precursores y los antagonistas
continúan no siendo ampliamente reco-
nocidos. Muchos médicos aún descono-
cen que ellos y sus pacientes consumen
grandes cantidades de precursores dieta-
rios n-6 de prostaglandinas y leucotrie-
nos. Tomará un poco más de tiempo asi-
milar el conocimiento en una educación
preventiva primaria efectiva.
Los efectos del aceite de pescado
En 1978, Jorn Dyerberg y sus cole-
gas se unieron a Salvador Moncada
y John Vane (Dyerberg
et al
., 1978)
para plantear que la baja incidencia del
infarto agudo de miocardio entre los
esquimales podría ser atribuido en par-
te a la conversión de uno de los ácidos
grasos del aceite de pescado, el ácido
eicosapentaenoico (20:5n-3), en PGI3.
Dicha hipótesis planteaba que también
se forma tromboxano A3 pero que es
relativamente inactivo como agregante,
mientras que el PGI3 formado es activo
como sustancia antiagregante. La lógica
en parte estaba basada en un informe
anterior (Raz
et al
., 1977) que afirmaba
que el TXA3 no es pro-agregante. Pare-
cía razonable sugerir que la menor acti-
vidad plaquetaria observada en personas
que consumían grandes cantidades de
pescado se debía al ácido graso poliinsa-
turado (20:5n-3) en la dieta que formaba
derivados de prostaglandina trienoica
(PGI3, TXA3, etc.) que tenían distintas
propiedades que los derivados dienoicos
(PGI2, TXA2, etc.) formados a partir
del 20:4n-6. Un mecanismo alternativo
propuesto anteriormente (Lands
et al
.,
1973) fue que los ácidos grasos dietarios
n-3 podrían bloquear la formación de
derivados de prostaglandina a partir del
ácido araquidónico. Se observó que esta
inhibición bloqueante refleja la selecti-
vidad de la enzima sintetizadora de la
prostaglandina (Lands
et al
., 1973).
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• Tomo XXIX • Vol. 2 • 258-267 • (2019)
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Figura 6-1. Agregación plaquetaria
Células endoteliales
Plaqueta
TXA
2
Agregación
plaquetaria
Figura 6-2. Las paredes de los vasos producen
un eicosanoide antiagregante, la prostaciclina
Células endoteliales
Plaqueta
TXA reducida
2
Prostaciclina
Agregación plaquetaria
reducida
Salud humana, pescados y omega 3
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