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que la comunidad biomédica tuvo una
apreciación inadecuada del hecho que la
aspirina desactiva irreversiblemente a la
ciclooxigenasa.
Las plaquetas tratadas con aspirina (sin
ADN nuclear con el cual generar nuevas
proteínas enzimáticas activas) no tie-
nen la capacidad de formar el autacoi-
de n-6 agregante, el tromboxano, para
su vida de 7-14 días, mientras que las
células endoteliales se recuperan de su
autacoide n-6 antiagregante formando
una nueva ciclooxigenasa activa pocas
horas después del tratamiento con aspi-
rina. Resultó claro en ese momento que
la aspirina en dosis bajas e intermitentes
pudo bloquear las plaquetas para que no
formen el autacoide n-6 agregante mien-
tras que permitió que las células endote-
liales continuaran formando el autacoi-
de antiagregante, la prostaciclina.
Finalmente, tres ensayos de gran tama-
ño, el Estudio de Salud de los Médicos
(1989; 1991), la Colaboración de Ensa-
yos Antiplaquetarios (1994, 2002), y el
Ensayo de Prevención de la Trombosis
(1998), mostraron el beneficio de reducir
la acción excesiva del tromboxano n-6
para disminuir el riesgo de una enfer-
medad cardíaca isquémica (revisado por
Hennekens, 2002). La importancia reco-
nocida de las acciones del autacoide n-6
en la enfermedad cardíaca isquémica lle-
vó a una corriente casi universal del uso
de bajas dosis de aspirina en la preven-
ción secundaria y al tratamiento adyu-
vante de los pacientes cardiovasculares.
Sin embargo, la variabilidad interindivi-
duo en las respuestas plaquetarias hace
que sea importante no depender exclu-
sivamente del tratamiento con aspirina
(Patrono
et al
., 2004). A pesar de la
evidencia de los mecanismos implicados
que sustenta el claro respaldo del uso
de bajas dosis de aspirina para prevenir
los eventos trombóticos mediados por
el tromboxano n-6, existen numerosas
razones contra el uso de dichos fármacos
(con sus costos asociados y sus efectos
colaterales perjudiciales) para la preven-
ción primaria en grandes poblaciones.
Lo que es más importante, los tratamien-
tos con fármacos dejan inalterado el des-
equilibrio dietario original de los AGE
n-3 y n-6 que soportaron una acción
excesiva del autacoide n-6. Un exceso de
atención a los tratamientos con fárma-
cos ha pasado por alto el simple hecho
que la prevención de una respuesta des-
equilibrada del autacoide en el cuerpo
no siempre requiere el uso de fármacos.
Necesitamos prestar más atención a los
alimentos que consumimos.
Las plaquetas activadas movilizan una
liberación hidrolítica altamente ampli-
ficada de araquidonato n-6 y lo con-
vierten rápidamente en un autacoide, el
tromboxano A2 (TXA2), en cantidades
muy superiores a las necesarias para la
agregación. Sin embargo, el TXA2 acti-
vo inestable se descompone espontánea-
mente en pocos segundos en tromboxa-
no B2 (TXB2) inactivo, permitiendo
que solo cantidades reducidas de auta-
coide activo se liguen a los receptores
en una respuesta de agregación vigo-
rosa pero transitoria. Luego de algunos
minutos de estimulación, las plaquetas
se acumulan rápidamente hasta alcanzar
550 ng/ml del producto de degradación
inactivo, el TBX2, a pesar de que solo
30-40 ng/ml del TXA2 pueden permitir
una agregación casi completa (Lands,
1985). Dicho informe mostró las res-
puestas plaquetarias ampliamente diver-
sas en los individuos, en parte debidas
a los distintos hábitos alimentarios (ver
Figura 6-3). El suministro de HUFA n-3
claramente redujo la función plaqueta-
ria en formas que reducen el riesgo de
ataque cardíaco. Sin embargo, la prác-
tica común de interpretar los resulta-
dos con el análisis estadístico lineal de
los valores medios oscurece el efecto
de la intervención sobre las respuestas
plaquetarias hiperbólicas no lineales
(Lands
et al
., 1985). Además, como la
ciclooxigenasa actúa varias veces más
rápido con el precursor n-6 que con el
precursor n-3 (Capítulo 14), los HUFA
n-6 liberados de las membranas plaque-
tarias amplifican las señales de agrega-
ción en segundos bajo condiciones que
desaceleran la formación de los HUFA
n-3 y pueden acumular pocos autacoides
activos en los receptores plaquetarios.
Estos aspectos cinéticos importantes se
pueden medir en estudios clínicos redu-
cidos de los mecanismos de los autacoi-
des con unos pocos pacientes. Lamenta-
blemente, el manejo y almacenamiento
de los cientos de miles de muestras de
sangre necesarias en los ensayos clí-
nicos de gran tamaño hacen que los
investigadores clínicos no puedan obte-
ner las mediciones rápidas necesarias
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• Tomo XXIX • Vol. 2 • 258-267 • (2019)
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· S A l U d Y N UTRICIÓN ·
Figura 6-3. Análisis de gran cantidad de personas distintas muestran como las proporciones más elevadas
de n-6 en los HUFA acompañan una menor cantidad de HUFA n-3 en los HUFA en plasma Los símbolos sin
rellenar son análisis de individuos japoneses y los símbolos rellenados son de estadounidenses
omega 6 desplaza al omega 3
Proporciones de ácidos individuales
% de HUFA n-6 en los HUFA en plasma
20
30
40
50
60
70
80
omega 3, EPA, 20:5n-3
omega 6, AA, 20:4n-6
80
60
40
20
0
apreciación inadecuada del hecho que la
aspirina desactiva irreversiblemente a la
ciclooxigenasa.
Las plaquetas tratadas con aspirina (sin
ADN nuclear con el cual generar nuevas
proteínas enzimáticas activas) no tie-
nen la capacidad de formar el autacoi-
de n-6 agregante, el tromboxano, para
su vida de 7-14 días, mientras que las
células endoteliales se recuperan de su
autacoide n-6 antiagregante formando
una nueva ciclooxigenasa activa pocas
horas después del tratamiento con aspi-
rina. Resultó claro en ese momento que
la aspirina en dosis bajas e intermitentes
pudo bloquear las plaquetas para que no
formen el autacoide n-6 agregante mien-
tras que permitió que las células endote-
liales continuaran formando el autacoi-
de antiagregante, la prostaciclina.
Finalmente, tres ensayos de gran tama-
ño, el Estudio de Salud de los Médicos
(1989; 1991), la Colaboración de Ensa-
yos Antiplaquetarios (1994, 2002), y el
Ensayo de Prevención de la Trombosis
(1998), mostraron el beneficio de reducir
la acción excesiva del tromboxano n-6
para disminuir el riesgo de una enfer-
medad cardíaca isquémica (revisado por
Hennekens, 2002). La importancia reco-
nocida de las acciones del autacoide n-6
en la enfermedad cardíaca isquémica lle-
vó a una corriente casi universal del uso
de bajas dosis de aspirina en la preven-
ción secundaria y al tratamiento adyu-
vante de los pacientes cardiovasculares.
Sin embargo, la variabilidad interindivi-
duo en las respuestas plaquetarias hace
que sea importante no depender exclu-
sivamente del tratamiento con aspirina
(Patrono
et al
., 2004). A pesar de la
evidencia de los mecanismos implicados
que sustenta el claro respaldo del uso
de bajas dosis de aspirina para prevenir
los eventos trombóticos mediados por
el tromboxano n-6, existen numerosas
razones contra el uso de dichos fármacos
(con sus costos asociados y sus efectos
colaterales perjudiciales) para la preven-
ción primaria en grandes poblaciones.
Lo que es más importante, los tratamien-
tos con fármacos dejan inalterado el des-
equilibrio dietario original de los AGE
n-3 y n-6 que soportaron una acción
excesiva del autacoide n-6. Un exceso de
atención a los tratamientos con fárma-
cos ha pasado por alto el simple hecho
que la prevención de una respuesta des-
equilibrada del autacoide en el cuerpo
no siempre requiere el uso de fármacos.
Necesitamos prestar más atención a los
alimentos que consumimos.
Las plaquetas activadas movilizan una
liberación hidrolítica altamente ampli-
ficada de araquidonato n-6 y lo con-
vierten rápidamente en un autacoide, el
tromboxano A2 (TXA2), en cantidades
muy superiores a las necesarias para la
agregación. Sin embargo, el TXA2 acti-
vo inestable se descompone espontánea-
mente en pocos segundos en tromboxa-
no B2 (TXB2) inactivo, permitiendo
que solo cantidades reducidas de auta-
coide activo se liguen a los receptores
en una respuesta de agregación vigo-
rosa pero transitoria. Luego de algunos
minutos de estimulación, las plaquetas
se acumulan rápidamente hasta alcanzar
550 ng/ml del producto de degradación
inactivo, el TBX2, a pesar de que solo
30-40 ng/ml del TXA2 pueden permitir
una agregación casi completa (Lands,
1985). Dicho informe mostró las res-
puestas plaquetarias ampliamente diver-
sas en los individuos, en parte debidas
a los distintos hábitos alimentarios (ver
Figura 6-3). El suministro de HUFA n-3
claramente redujo la función plaqueta-
ria en formas que reducen el riesgo de
ataque cardíaco. Sin embargo, la prác-
tica común de interpretar los resulta-
dos con el análisis estadístico lineal de
los valores medios oscurece el efecto
de la intervención sobre las respuestas
plaquetarias hiperbólicas no lineales
(Lands
et al
., 1985). Además, como la
ciclooxigenasa actúa varias veces más
rápido con el precursor n-6 que con el
precursor n-3 (Capítulo 14), los HUFA
n-6 liberados de las membranas plaque-
tarias amplifican las señales de agrega-
ción en segundos bajo condiciones que
desaceleran la formación de los HUFA
n-3 y pueden acumular pocos autacoides
activos en los receptores plaquetarios.
Estos aspectos cinéticos importantes se
pueden medir en estudios clínicos redu-
cidos de los mecanismos de los autacoi-
des con unos pocos pacientes. Lamenta-
blemente, el manejo y almacenamiento
de los cientos de miles de muestras de
sangre necesarias en los ensayos clí-
nicos de gran tamaño hacen que los
investigadores clínicos no puedan obte-
ner las mediciones rápidas necesarias
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Figura 6-3. Análisis de gran cantidad de personas distintas muestran como las proporciones más elevadas
de n-6 en los HUFA acompañan una menor cantidad de HUFA n-3 en los HUFA en plasma Los símbolos sin
rellenar son análisis de individuos japoneses y los símbolos rellenados son de estadounidenses
omega 6 desplaza al omega 3
Proporciones de ácidos individuales
% de HUFA n-6 en los HUFA en plasma
20
30
40
50
60
70
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omega 3, EPA, 20:5n-3
omega 6, AA, 20:4n-6
80
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