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tenido un infarto a los 43 años. Luego
de recuperarse realizó publicidades a
toda página en los principales diarios
de los EE.UU. en contra de las grasas
saturadas, tanto las tropicales (palma y
coco) como de las grasas animales. Estas
publicidades (Figuras 6a y 6b) tuvieron
tanta repercusión que las industrias invo-
lucradas, modificaron en un período de
tiempo muy breve la materia grasa de
sus productos, que originalmente con-
tenían aceites de palma, coco o grasa
vacuna o de cerdo en su composición,
sustituyéndolos por aceites parcialmente
hidrogenados que, como veremos más
adelante, resultaron más perjudiciales
para la salud que las grasas saturadas.
Los cuestionamientos a la pirámide
nutricional de los años 90 comenzaron a
sumarse a partir del comienzo del nue-
vo siglo, a tal punto que se considera
actualmente que dicho grafico contribu-
yó al incremento de la obesidad, ya que
en gran parte, el público se hizo eco de
las recomendaciones incrementando la
ingesta de hidratos de carbono y dis-
minuyendo la ingesta de grasas. Como
consecuencia, la obesidad no paró de
aumentar desde entonces.
Actualmente se considera que los
hidratos de carbono refinados, parti-
cularmente el azúcar, son los que más
responsabilidad tienen en la pandemia
de la obesidad y sus consecuencias: las
enfermedades no transmisibles de origen
dietario. No solo eso, existen evidencias
que, en los años 80, la industria azucare-
ra, implementó una estrategia tendiente a
culpabilizar a las grasas por los proble-
mas nutricionales, a los efectos de des-
viar la atención sobre el papel del azúcar
como causal principal.
7
Como consecuencia de los nuevos hallaz-
gos nutricionales, el aprovechamiento
sesgado de los mismos como herramien-
ta de marketing, o por falta de consensos
entre los propios investigadores en los
últimos años, el péndulo de la recomen-
dación nutricional se desplazó hacia el
extremo opuesto. En efecto, la grasa
láctea bajo la forma de manteca y otros
derivados, la carne y las grasas animales,
comenzaron a difundirse como grasas
saludables. Así, mientras durante los años
previos al cambio de paradigma, los libros
y revistas que cuestionaban las grasas
estaban a la orden del día, en los últimos
años sucedió exactamente lo opuesto, y
los títulos favorables a las grasas comen-
zaron a ser
best sellers
. La figura 7 es
A&G 115
• Tomo XXIX • Vol. 2 • 242-251 • (2019)
245
Rescatando las grasas animales para la alimentación humana
7
Sugar Industry and Coronary Heart Disease Research, A Historical Analysis of Internal Industry Documents; Laura A. Schmidt, Stanton A. Glantz,JAMA
Intern Med. 2016;176(11):1680-1685. Abstract en https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/article-abstract/2548255 (último acceso 18-3-19)
Figuras 6a y 6b. Publicidades de los años 90 en contra de las grasas saturadas
Figura 6a - New york Times. Nov.1988 Grasas
Tropicales: El envenenamiento de América! Los
procesadores de alimentos utilizan grasas saturadas.
Mas del 50 % tiene el colesterol muy elevado y eso
conduce a generar proclividad a que se puedan
producir ataques cardíacos. NO COMPRE PRODUCTOS
QUE TENGAN ACEITE DE PALMA O DE COCO.
Figura 6b - The New york Times. Abril 1990 Grasa
Vacuna: ¡El envenenamiento de América! Parte III.
Alerta sobre el alto contenido de grasas saturadas
(grasas de origen vacuno) en las hamburguesas, las
papas fritas y los lácteos (manteca, queso y leche
entera) ESCRIbA O LLAME A MC DONALD’S.
Figuras 7a y b. Cambio de paradigma en el consejo nutricional reflejado en tapas de revistas de gran
circulación en EE.UU.
Figura 7a. Revista FORTUNE Febrero 2003: Es la grasa
el próximo tabaco? La guerra contra la obesidad será
peleada en los tribunales. Esas son malas noticias
para las corporaciones de alimentos.
Figura 7b. Revista Time Junio de 2014: Coma
manteca. Los científicos etiquetaron a la grasa
como el enemigo. Porqué estaban equivocados?.
de recuperarse realizó publicidades a
toda página en los principales diarios
de los EE.UU. en contra de las grasas
saturadas, tanto las tropicales (palma y
coco) como de las grasas animales. Estas
publicidades (Figuras 6a y 6b) tuvieron
tanta repercusión que las industrias invo-
lucradas, modificaron en un período de
tiempo muy breve la materia grasa de
sus productos, que originalmente con-
tenían aceites de palma, coco o grasa
vacuna o de cerdo en su composición,
sustituyéndolos por aceites parcialmente
hidrogenados que, como veremos más
adelante, resultaron más perjudiciales
para la salud que las grasas saturadas.
Los cuestionamientos a la pirámide
nutricional de los años 90 comenzaron a
sumarse a partir del comienzo del nue-
vo siglo, a tal punto que se considera
actualmente que dicho grafico contribu-
yó al incremento de la obesidad, ya que
en gran parte, el público se hizo eco de
las recomendaciones incrementando la
ingesta de hidratos de carbono y dis-
minuyendo la ingesta de grasas. Como
consecuencia, la obesidad no paró de
aumentar desde entonces.
Actualmente se considera que los
hidratos de carbono refinados, parti-
cularmente el azúcar, son los que más
responsabilidad tienen en la pandemia
de la obesidad y sus consecuencias: las
enfermedades no transmisibles de origen
dietario. No solo eso, existen evidencias
que, en los años 80, la industria azucare-
ra, implementó una estrategia tendiente a
culpabilizar a las grasas por los proble-
mas nutricionales, a los efectos de des-
viar la atención sobre el papel del azúcar
como causal principal.
7
Como consecuencia de los nuevos hallaz-
gos nutricionales, el aprovechamiento
sesgado de los mismos como herramien-
ta de marketing, o por falta de consensos
entre los propios investigadores en los
últimos años, el péndulo de la recomen-
dación nutricional se desplazó hacia el
extremo opuesto. En efecto, la grasa
láctea bajo la forma de manteca y otros
derivados, la carne y las grasas animales,
comenzaron a difundirse como grasas
saludables. Así, mientras durante los años
previos al cambio de paradigma, los libros
y revistas que cuestionaban las grasas
estaban a la orden del día, en los últimos
años sucedió exactamente lo opuesto, y
los títulos favorables a las grasas comen-
zaron a ser
best sellers
. La figura 7 es
A&G 115
• Tomo XXIX • Vol. 2 • 242-251 • (2019)
245
Rescatando las grasas animales para la alimentación humana
7
Sugar Industry and Coronary Heart Disease Research, A Historical Analysis of Internal Industry Documents; Laura A. Schmidt, Stanton A. Glantz,JAMA
Intern Med. 2016;176(11):1680-1685. Abstract en https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/article-abstract/2548255 (último acceso 18-3-19)
Figuras 6a y 6b. Publicidades de los años 90 en contra de las grasas saturadas
Figura 6a - New york Times. Nov.1988 Grasas
Tropicales: El envenenamiento de América! Los
procesadores de alimentos utilizan grasas saturadas.
Mas del 50 % tiene el colesterol muy elevado y eso
conduce a generar proclividad a que se puedan
producir ataques cardíacos. NO COMPRE PRODUCTOS
QUE TENGAN ACEITE DE PALMA O DE COCO.
Figura 6b - The New york Times. Abril 1990 Grasa
Vacuna: ¡El envenenamiento de América! Parte III.
Alerta sobre el alto contenido de grasas saturadas
(grasas de origen vacuno) en las hamburguesas, las
papas fritas y los lácteos (manteca, queso y leche
entera) ESCRIbA O LLAME A MC DONALD’S.
Figuras 7a y b. Cambio de paradigma en el consejo nutricional reflejado en tapas de revistas de gran
circulación en EE.UU.
Figura 7a. Revista FORTUNE Febrero 2003: Es la grasa
el próximo tabaco? La guerra contra la obesidad será
peleada en los tribunales. Esas son malas noticias
para las corporaciones de alimentos.
Figura 7b. Revista Time Junio de 2014: Coma
manteca. Los científicos etiquetaron a la grasa
como el enemigo. Porqué estaban equivocados?.