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nutricionales de dicha coyuntura. Desde
aquel momento es que la obesidad se ha
transformado en una pandemia global
y no deja de aumentar año a año, sien-
do la malnutrición su causa principal, y
su consecuencia, una carga creciente de
morbilidad y mortalidad, por su impacto
sobre las enfermedades no transmisibles
tales como diabetes tipo II, enfermeda-
des cardiovasculares y el cáncer.
· Modificación de la oferta de acei-
tes y grasas comestibles
En la Figura 1 se observa la evolución de
la producción de las grasas animales en
comparación con los aceites provenien-
tes de las cuatro principales oleaginosas:
aceites de soja, de palma, de canola y de
girasol. En 1961 la producción global de
grasas animales era comparable a la de
los principales aceites, representando un
30 % de la producción total (Figura 2a).
Después de aproximadamente 60 años,
en 2018, la cantidad de grasas anima-
les prácticamente se mantuvo constan-
te, mientras que los aceites tuvieron un
crecimiento exponencial, con lo cual las
primeras bajaron a tan solo un 4 % del
total. (Figura 2b) . Si bien las causas de
1
estos cambios se deben principalmen-
te a temas económicos y tecnológicos,
el relegamiento de las grasas animales
tuvo que ver en gran parte con las reco-
mendaciones nutricionales de la segunda
mitad del siglo XX donde las grasas en
general (incluyendo los aceites) y par-
ticularmente las grasas animales, eran
consideradas una de las principales cau-
sas del riesgo cardiovascular.
· La pandemia de la obesidad
Desde fines de los años 70 hasta bien
entrado el siglo XXI, las grasas conti-
nuaron siendo consideradas como una
de las causas principales de la mal nutri-
ción, recomendándose una disminución
de su ingesta y un aumento de la ingesta
de hidratos de carbono. Sin embargo, a
lo largo de todo este período, a pesar de
que las poblaciones se hicieron eco de
estas recomendaciones, la obesidad no
dejó de aumentar tal como puede obser-
varse en la Figura 3.
2
En Argentina tenemos el triste récord de
ser uno de los países con mayor sobre-
peso y obesidad de la región. Reciente-
mente en un tweet de la OPS (Organiza-
ción Panamericana de la Salud), difun-
A&G 115
• Tomo XXIX • Vol. 2 • 242-251 • (2019)
243
Rescatando las grasas animales para la alimentación humana
Figura 1 - Producción de grasa animal comparado con la producción de los cuatro aceites principales
(1961-2018).
Figura 3. Incremento de las tasas de sobrepeso (incluyendo obesidad) en adultos entre 15 y 74 años.
1
Figuras 1, 2a y 2b: Elaboración propia basada en datos de FAOSTAT y USDA.
2
OCDE Obesity update 2017 http://www.oecd.org/health/obesity-update.htm (último acceso 14-3-19)
Figura 2 - Distribución del volumen producido de grasa animal y de los cuatro aceites principales.
Figura 2a. Año 1961. Figura 2b. Año 2018.
aquel momento es que la obesidad se ha
transformado en una pandemia global
y no deja de aumentar año a año, sien-
do la malnutrición su causa principal, y
su consecuencia, una carga creciente de
morbilidad y mortalidad, por su impacto
sobre las enfermedades no transmisibles
tales como diabetes tipo II, enfermeda-
des cardiovasculares y el cáncer.
· Modificación de la oferta de acei-
tes y grasas comestibles
En la Figura 1 se observa la evolución de
la producción de las grasas animales en
comparación con los aceites provenien-
tes de las cuatro principales oleaginosas:
aceites de soja, de palma, de canola y de
girasol. En 1961 la producción global de
grasas animales era comparable a la de
los principales aceites, representando un
30 % de la producción total (Figura 2a).
Después de aproximadamente 60 años,
en 2018, la cantidad de grasas anima-
les prácticamente se mantuvo constan-
te, mientras que los aceites tuvieron un
crecimiento exponencial, con lo cual las
primeras bajaron a tan solo un 4 % del
total. (Figura 2b) . Si bien las causas de
1
estos cambios se deben principalmen-
te a temas económicos y tecnológicos,
el relegamiento de las grasas animales
tuvo que ver en gran parte con las reco-
mendaciones nutricionales de la segunda
mitad del siglo XX donde las grasas en
general (incluyendo los aceites) y par-
ticularmente las grasas animales, eran
consideradas una de las principales cau-
sas del riesgo cardiovascular.
· La pandemia de la obesidad
Desde fines de los años 70 hasta bien
entrado el siglo XXI, las grasas conti-
nuaron siendo consideradas como una
de las causas principales de la mal nutri-
ción, recomendándose una disminución
de su ingesta y un aumento de la ingesta
de hidratos de carbono. Sin embargo, a
lo largo de todo este período, a pesar de
que las poblaciones se hicieron eco de
estas recomendaciones, la obesidad no
dejó de aumentar tal como puede obser-
varse en la Figura 3.
2
En Argentina tenemos el triste récord de
ser uno de los países con mayor sobre-
peso y obesidad de la región. Reciente-
mente en un tweet de la OPS (Organiza-
ción Panamericana de la Salud), difun-
A&G 115
• Tomo XXIX • Vol. 2 • 242-251 • (2019)
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Rescatando las grasas animales para la alimentación humana
Figura 1 - Producción de grasa animal comparado con la producción de los cuatro aceites principales
(1961-2018).
Figura 3. Incremento de las tasas de sobrepeso (incluyendo obesidad) en adultos entre 15 y 74 años.
1
Figuras 1, 2a y 2b: Elaboración propia basada en datos de FAOSTAT y USDA.
2
OCDE Obesity update 2017 http://www.oecd.org/health/obesity-update.htm (último acceso 14-3-19)
Figura 2 - Distribución del volumen producido de grasa animal y de los cuatro aceites principales.
Figura 2a. Año 1961. Figura 2b. Año 2018.