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Teoria de la desodorización




pero tiene un alto costo fijo y requiere mucho mayor mantenimiento y un elenco técnico de muy buen nivel. Para detalles
sobre estos sistemas consultar (Ref. 31) y para un análisis comparativo técnico-económico, la Ref. 35.


· Los recuperadores de calor


La recuperación de calor es un objetivo importante desde el punto de vista de la economía térmica. En un desodorizador
discontinuo es del orden de 50 %, contra casi el 80 % que es posible obtener en los continuos, es una de sus ventajas. Pero,
no se puede hacer rutinariamente con intercambiadores de casco y tubo o doble tubo. Tienen que ser con intercambiadores
al vacío, que pueden ser externos o incluidos dentro del desodorizador. Alfa Laval introdujo unos intercambiadores exter-
nos de fondo plano y del tipo laberinto que trabajan en contracorriente. En el fondo se disponen una serie de canales de
ida y vuelta con haces de tubos en U, de AISI 304 L, sin cortocircuitos, que el aceite crudo y refinado o el aceite crudo
y el medio calefactor recorren, al tiempo que se inyecta una pequeña cantidad de vapor (0,05%) para agitación, para mejo-
rar el coeficiente de transferencia, que es bajo y, debido a ello, se requieren superficies grandes y como los caudales son
reducidos, las velocidades de circulación no son altas. Hacer el calentamiento final, con fluido térmico o vapor de alta,
requiere que sea al vacío porque hay destilación de componentes livianos y el equipo actúa no sólo como calentador sino
también como pre-desodorizador con 0,1 % de vapor de borbotado. El enfriamiento del aceite caliente al vacío no tiene
una explicación tan obvia, pero el vapor de agitación, necesario para mejorar la transferencia de calor, tiene que salir y, aun
cuanto el aceite se enfría, en los primeros tramos aún está caliente y hay restos de contaminantes que aún se desprenden. El
coeficiente laminar del fluido que circula dentro de los tubos, aceite comestible, con velocidad del orden de 1 m/s y aceite
térmico, velocidad mínima 1,5 m/s o vapor, puede calcularse, pero no hay métodos para evaluar el del aceite en canales
abiertos agitados con vapor. Es fundamental que el intercambiador sea de contracorriente pura (Factor de corrección del
Δt medio igual a 1) y que dentro de los tubos las velocidades permitan un h interior mínimo. Un coeficiente total de 150
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a 200 W/m K se consigue en un recuperador de aceite crudo-aceite refinado y 250 a 300 W/m K en el calentador de aceite
crudo-aceite térmico, pues al caudal de fluido calefactor no está limitado y se le puede dar buena velocidad, con aparatos
bien diseñados. El uso de vapor de calefacción de alta presión en calderas sin domo, que generan vapor muy húmedo, trae
problemas de vibraciones y los dispositivos de soporte de los tubos requieren cuidados especiales para evitar que se corten.


· Dispositivos de protección

Muy pequeñas cantidades de metales disueltos, como hierro y cobre actúan como catalizadores de oxidación y polimeriza-
ción. Para neutralizar su acción se agrega ácido cítrico en la etapa de enfriamiento del aceite refinado, en dosis que van de
50 a 100 ppm (Ref. 18.1), alternativamente se puede agregar ácido fosfórico, (que se regula según el contenido de metales).
En la época de los desodorizadores de hierro el problema era mayor; con los actuales de acero inoxidable disminuyó y aún
más con la prohibición de uso de válvulas de bronce, con lo que se elimina el cobre. Subsiste el hierro, pero con las calde-
ritas y cañerías de acero inoxidable también desaparece el hierro y baja la dosis necesaria.

Si se expone el aceite refinado a la atmósfera, de acuerdo con la ley de Henry, rápidamente se saturará de aire y, aún con el
producto frío, comenzará un lento proceso de oxidación, desmejorando la calidad. Por ello, antes de enviarlo a los depósi-
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tos se lo satura con nitrógeno, con una dosis que va de 0,3 Nm /ton en invierno a 0,6 Nm /ton en verano. Se hace con micro-
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difusores de acero inoxidable sinterizado, que ya describimos antes al referirnos al vapor de borbotado.
El aceite de girasol, que tenemos el privilegio de tener en abundancia en Argentina, tiene antioxidantes naturales, un suave
color y un agradable aroma que debiéramos cuidar. Refiriéndose a la belleza de estos dones naturales, un poeta escribió:

El aceite es hermoso en la aceitera,
tal su lugar.
La harina en las amantes manos
que hiñen el pan



Pero algunos hombres de marketing, dicen que no, que hay que blanquear el aceite hasta eliminar casi totalmente su her-
moso color natural: ¡Quieren que se parezca al aceite de ricino!


A&G 94 • Tomo XXIV • Vol. 1 • 80-108 • (2014) 107
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