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“La naturaleza ha estado produciendo
fibras durante un largo tiempo; mucho
más largo que el tiempo que lo hemos
estado haciendo nosotros”, dice. “Ha
diseñado estas cosas para que sean muy
fuertes y livianas. Por lo tanto, estos
materiales presentan algunas ventajas”.
El envasado de plantas en maceta es un
ejemplo de un producto exitoso resul-
tante de las investigaciones realizadas
en CB . Los investigadores en la Uni-
2
versidad de Iowa desarrollaron un con-
tenedor plástico para el envasado de
plantas fabricado con ácido poliláctico
(PLA) derivado de una mezcla de maíz
y proteínas de soja. El polímero natural
tiene un efecto fertilizador, porque se
libera nitrógeno de la proteína de soja a
medida que se descompone. En lugar de
descartar el contenedor, los jardineros lo
pueden aplastar y colocar en el orificio
dónde se trasplanta la planta, y en donde
proporcionará nutrientes a la misma.
“Los contenedores son degradables y
también contribuyen con la salud de
la planta”. Ese fue un efecto que no
habíamos anticipado para nada”, dice
Grewell. “Por lo tanto, este es un ejem-
plo en donde la naturaleza le ha hecho
algo a esas proteínas con una causa y
un efecto que no habíamos anticipado.
Resultaría muy difícil replicar esto con
un plástico petroquímico”.
Otro miembro de CB , el profesor Tong
2
Wang, desarrolló una cera basada en
aceite de soja que puede hacer que un
envase de papel ilustración se recicle
más fácilmente. Las ceras se forman
modificando la estructura del aceite
de soja hidrogenado para comportarse
como ceras derivadas a partir de pro-
ductos petroquímicos. Dichas ceras
se podrían utilizar para revestir cajas
de papel corrugado para el envasado
de frutas y verduras, o para el papel de
revestimiento usado en los envases de
cartón para leches líquidas (https://tin-
yurl.com/yablmryv).
Los consumidores y los productores de
envases deberían saber que la etiqueta
biodegradable o de base biológica son
difíciles de comprender acerca de cómo
se comportan. Los polímeros deriva-
dos naturalmente no necesariamente
producen menor cantidad de residuos
plásticos. Los monómeros de base bio-
lógica que son equivalentes de sustitu-
ción directa e inmediata (“drop-in” en
inglés) de los monómeros del petróleo”
se polimerizan con los mismos produc-
tos no-biodegradables. Tal como sucede
con los plásticos a partir de materiales
petroquímicos, sus equivalentes de base
biológica presentan una columna verte-
bral de carbono que no se descompone
fácilmente; aunque se pueden reciclar
y usar como PCR. Incluso los plásti-
cos como el PLA que son considerados
compostables requieren instalaciones
para residuos capaces de calentar los
polímeros a temperaturas más elevadas
que las que se pueden alcanzar en un
tanque de composite en el patio trase-
ro. Por consiguiente, los plásticos PLA
no se pueden arrojar simplemente en un
relleno sanitario con la expectativa de
que se conviertan nuevamente en tierra
en un período de tiempo razonable.
En lugar de dejar los bioplásticos en la
tierra para que se descompongan, países
como Dinamarca y Suecia han instalado
algunas plantas de energía que queman
plástico. “Ponemos mucha energía en
hacer plástico, ya sea petroquímico o de
base biológica. Creo que existen algu-
nas ventajas en la recaptura de este y
en usarlo como fuente de energía”, dice
Grewell. Las plantas de conversión de
energía también están apareciendo en
los Estados Unidos, pero no son una
opción para contar con una amplia solu-
ción para los residuos plásticos ya que
las plantas resultan demasiado costosas
para la mayoría de las municipalidades
(https://tinyurl.com/ybt9tcq7).
Para alcanzar los objetivos estableci-
dos en el año 2025, las grandes empre-
sas deben realizar cambios que se pue-
den implementar hoy. PepsiCo se ha
comprometido en reducir el impacto
ambiental de sus envases para invertir en
plásticos de base biológica y en nuevas
fuentes para plásticos. La empresa reco-
noce que los plásticos de base biológica
reducen las emisiones de gases de efecto
invernadero que acompañan a los proce-
sos petroquímicos. Pero, PepsiCo bus-
ca que toda su distribución de envases
se incorpore en una economía circular
del plástico dentro de los próximos seis
años, y eso requiere innovación.
· Nueva química
En el año 2017, PepsiCo se asoció con
Danimer Scientific, una empresa dedi-
cada al desarrollo de envases plásticos
verdaderamente compostables. Usan-
do bacterias especialmente diseñadas
que metabolizan el aceite de canola,
Danimer Scientific produce un poliés-
ter denominado polihidroxialcanoato
(PHA). En un estudio reciente realiza-
do en colaboración con la Universidad
de Georgia, en Atenas, la empresa des-
cubrió que después de 85 días en tierra
y de 148-195 días en agua salada, sus
polímeros de PAH se biodegradan has-
ta que son indistinguibles del polvo de
celulosa (https://doi.org/10.1021/acs.
est.7b06688). En el mes de septiembre
de 2018, Danimer Scientific adquirió
una planta de fermentación en Winches-
ter, Kentucky, para comenzar la produc-
ción de PAH a escala completa.
Mientras que Danimer Scientific resultó
exitosa en el uso de biología para sin-
tetizar poliésteres, otros investigadores
continúan explorando las capacidades
de la química. Rong Tong, profesor
adjunto en el Instituto Politécnico y
Universidad Estatal de Virginia, Vir-
ginia Tech, en Blacksburg, diseñó un
catalizador para polimerizar un monó-
mero que ofrece una mayor funcionali-
dad a los poliésteres.
Con frecuencia, los poliésteres derivados
químicamente comienzan con lactida
o β-lactonas que son polimerizadas por
una apertura de anillo. Sin embargo, la
naturaleza estéreo-selectiva de dicho
mecanismo prohíbe una diversidad de
cadenas laterales, y esto limita las pro-
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• Tomo XXIX • Vol. 3 • 462-466 • (2019)
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